sábado, 26 de julio de 2008

Escapada cultural a Almagro (lo que no dicen las agencias de viajes)

En Julio, cuando casi todos avarician el sol y la playa, los chiringuitos, las sombrillas y las tumbonas, decidimos escaparnos a ver el ambiente del Festival de Teatro Clásico de Almagro.
En un lugar de La Mancha, si señor, a unos 40 grados, y sin una sombra de árbol donde resguardarse. Pero si el festival es en pleno verano, ¿qué le vamos a hacer?Cogimos el coche y salimos "tempranito" (entre unas cosas y otras las 9 y media de la mañana) de Málaga, dispuestos a recorrer los 360 Km que nos separaban en unas 5 horas comida incluida.
Llegamos acorde nuestras previsiones.



Viernes, cuatro de la tarde, Almagro dormido, nadie por la calle.
Podemos ver tranquilamente su Plaza Mayor, donde se aloja el famoso Corral de Comedias,













pasear por sus calles vacías (a la sombra, por supuesto), tomarnos un café en el Parador, en la sala de las tinajas, y hacer una ofrenda floral a Nuestra Señora de la UEFA, y que nos disculpen los devotos, Virgen que bautizamos con ese sobrenombre porque se ve la Virgen, el Niño y una pelota (que alguien con buen chut, depositó allí para disfrute de futboleros ). Le dimos las gracias por la recién conseguida Eurocopa y le pedimos por la buena marcha de los fichajes de nuestros respectivos equipos.


A las 8 de la tarde aproximadamente, el lugar comienza a despertarse. Ya se van viendo aparecer a lugareños, turistas, propietarios de tiendas y restaurantes; y lo que era una Plaza al sol, se convierte en el centro neurálgico poco a poco.
Preguntamos y nos dicen: "es que aquí el calor es sofocante, no se puede parar en la calle, nos metemos en casa hasta que refresca, y no nos vamos hasta que no tenemos sueño.Así se explican los niños jugando en la calle hasta altas horas de la madrugada; los abuelos que en vez de tomar el sol, disfrutan de la luna, y el buen ambiente nocturno que hay allí.
Nos disponemos a cenar en un sitio típico. Nos parece bien algún restaurante que esté en el primer piso, y se vez la plaza, con la madera verde. Allí cenamos, y lo típico (riquisimo todo): Asadillo (una especie de pimentá de mi tierra, pimientos rojos asados, pero aderezados con comino, se toma frío), berenjenas almagreñas (aliñadas, con vinagre, pimentón, y yo que se qué más, pero pican y están fuertecitas), migas (buenisimas, con colesterol de alto standing y trozos de pan mareados en la sartén, muy distintas a las migas de Málaga, que son o de harina, o de pan, pero mucho más molido), gachas (típicas, con harina , y cosas ricas del cerdo, muy suaves), duelos y quebrantos ( como un revuelto de huevos con avíos de la matanza, exquisito), y más platillos que de cuyos nombres no puedo acordarme (a mi subconsciente le entra cargo de conciencia por "la pechá de comé" que me dí en esta escapada).





a la izquierda, las berenjenas y el asadillo


a la derecha, las migas


Y aquí llegan las gachas....

Tras esta cena tan "ligerita", nos fuimos a ver lo que habíamos venido a ver, una obra de teatro: "El Curioso Impertinente", por la compañía de Teatro Clásico. Estuvo muy, pero que muy bien. Obra inspirada en una cervantiada, muy bien interpretada, el patio del hospital San Juan estaba lleno, sin localidades. Una obra muy de la época y muy entretenida, de enredos cervantinos, de matrimonios de conveniencia,de honor, y de cuernos.

Al día siguiente, nos fuimos a ver castillos, que no molinos, pero eso, lo dejo para la próxima entrada.

lunes, 21 de julio de 2008

DESTINO VACACIONAL

LAS REGLAS.
* Continuar con un capítulo en tu blog, haciendo un enlace al capítulo desde el que has partido (en este caso, este), añadiendo al final del mismo una lista que enlace con aquellos que escribirán los siguientes capítulos. Una vez esté escrito el capítulo hay que actualizar el enlace a ese capítulo.
* Para participar, se puede hacer desde cualquier blog. Simplemente hay que escribir un comentario diciendo que deseas participar y ya está. Las peticiones para participar es recomendable se hagan en el último capítulo editado, para que no haya trastornos y poder participar todos.
* Desde El Cadáver Exquisito se actualizará la lista de participantes así como la guía de capítulos.

DESTINO VACACIONAL
Capitulo 1: La habitación (Masakoy)
Capítulo 2: La cocina (Jeanne)
Capítulo 3: Rojo (… Lirio)


Capitulo 4: La réplica
Otra vez me hallaba en la habitación gris, iluminada a ratos por la escasa luz que se introducía a través de las aberturas colocadas estratégicamente en el techo. Allí seguía el cuadro evocando el mar azul; creí recordar que lo había destruido, podía percibir con claridad el olor a pintura quemada, el tizne de la pared cuando la combustión fue completa. Lo habría soñado, pero era tan real…
En la pared que se hallaba frente a mí, el retrato de Betty Boop otra vez, intacto, incorrupto, con su sonrisa burlona, queriéndome decir algo que yo no podía entender.
Poco a poco, mis ojos iban acostumbrándose a la penumbra e iban divisando a trozos las distintas partes de la habitación, aunque desde donde me encontraba, en el centro de la misma, no alcanzaba a ver más allá de un metro. Se adivinaban una silla de madera, una mesa desvencijada…
No había puertas. Ahora no había puertas. Entonces, ¿por dónde había entrado? Fui hacia un extremo de la habitación y comencé a describir su perímetro con mis pasos.
Uno, dos tres, cuatro. La luz entraba a ráfagas cíclicas de cuatro tiempos, como si algún faro o mecanismo similar iluminara el techo.
Oscuridad. Uno, dos, tres, cuatro. Conseguí llegar al primer rincón. Allí, el cuadro con el mar y, un poco más adelante, el catre.
Uno, dos, tres, cuatro. Mi respiración acompañaba esa cadencia. Divisé el respaldo de la silla y poco más.
Uno, dos, tres, cuatro. Llegué al segundo rincón. Nada. Un momento… algo parecía moverse en la oscuridad. Intenté silenciar mi propia respiración y agucé al máximo mis sentidos.
Uno, dos, tres, cuatro. En efecto, algo se movía más adelante. Era un cuerpo. Esperé a que le diera la luz. Un cuerpo que, acurrucado en el tercer rincón, temblaba.
Me acerqué hasta llegar a él.
- Debo quemar el cuadro. Me duele todo.
Pronunciaba esas palabras para sí mismo, sin percatarse de mi presencia. Se levantó, con el encendedor en la mano, y prendió fuego al cuadro.
Lo que sucedió a continuación fue la réplica exacta de lo vivido por mí hacía, creo, dos días.
Esperé entonces la lógica aparición de la libélula y estudié el rostro de aquel individuo.
Facciones pequeñas, pelo castaño y ralo, baja estatura, ni delgado ni corpulento, un tipo “del montón”, que podría pasar desapercibido en cualquier reunión de personas.
- ¿Quién eres? – me atreví a preguntar al fin.
Se volvió hacia mí asombrado y su rostro se transformó hasta convertirse en la expresión del pánico.
- No puedes estar aquí.
- Pero, ¿quién eres?
- Yo soy… - y salió corriendo hacia la luz de color rosa que comenzaba a filtrarse por debajo de la puerta de la cocina.




CONTINUARA….
Capítulo 5: Siempre hay una explicación (Ana).

miércoles, 16 de julio de 2008

Por fin las vacaciones

Vista del Mediterráneo

Podría decirse que hoy me voy de vacaciones, me he despedido de mis novatillos, de mis compis de todo el año, de mis pacientes de siempre, y he amenazado con volver el 1 de agosto.
Vacaciones. Pues a todos se les pasará por la cabeza sol y playa, hoteles, relax, no hacer nada, en lo que suele entretenerse la gente "normal" en sus vacaciones.
Pues yo, por llevar la contraria, quiero dedicar estos 15 días (el resto lo he dejado para navidades, que ya está una mayor para luego trabajar un año entero seguido) a estudiar a fondo.
Estudiar para mi recuperación del día 3 y echarle un cable a mi adolescente de 13 años con 5 para septiembre, que se examina el 1 y el 2.
Pues esas son mis vacaciones.
Podréis pensar: "esta tía está como una cabra". Yo no pienso así. Me pongo en la terraza y me inspiro, paso la mañana entre papelotes. Luego, por la tarde, después de comer, bajo un ratito a la playa, con los Yonatan y sus madres, para reírme un rato, y si puede ser, leer el libro del mes, que este mes es "La dama Azul", y luego, para relajarse otro poco, nadar unos largos que viene muy bien para la espalda, y al día siguiente vuelta a empezar.
Si me sale alguna escapadita, pues la haremos , que no falte.
¡ Que dura es la vida de estudiante!
Así que los que empiecen sus vacaciones ahora que las disfruten, y los que no, que disfruten también.


domingo, 6 de julio de 2008

Veteranos y novatos


Llega el verano, la playa, las vacaciones, el calor… y las sustituciones de verano.
38 o 39 grados, principios de Julio, turno de tarde. Sé que mis compañeros la mayoría están ya de vacaciones, y a mí me quedan las pruebas de supervivencia de la primera quincena.

Desde el “¿Dónde me puedo vestir?” “¿Dónde dejo el bolso?” Hasta los “ ¿puedes venir un momento? Es que no sé por qué pita esto”.
Este año no me pasará. Me he mentalizado profundamente, he hecho retrospecciones al pasado, cuando la novata con poca idea y verde como una espinaca era yo.
Recuerdo cada uno de los compañeros que tuvieron que soportar mi falta de experiencia, aguantar mis preguntas repetitivas una y otra vez, y los que me ayudaron en todo lo que pudieron, los que me sacaron las castañas del fuego cuando yo ni siquiera me había dado cuenta que las castañas ardían, o que existían. Gracias a ellos me fui formando en experiencia. Tuvieron paciencia conmigo, como las seños de primaria enseñando a dividir por dos cifras a sus niños, me explicaban las cosas de manera sencilla, indicándome detalles y maneras eficaces de trabajar que no aprendí en la carrera, pues no son lo mismo las utopías que las realidades, contando con poco material, poco personal y poco tiempo.
Me enseñaron también como se siente una persona cuando asume sus propias responsabilidades, y me hicieron sentir bien cuando conseguí asumirlas y me quité el sambenito de “niña de prácticas”.
En aquella época, las personas que terminábamos nos queríamos comer el mundo, éramos esponjas , absorbíamos todo tipo de conocimiento, y teníamos como aliciente el propio aprendizaje y crecimiento profesional. Era un mecanismo reciproco, nosotros, “los novatos” demandábamos conocimientos y realización de todo tipo de técnicas novedosas para nosotros; ellos, “los veteranos” demandaban reconocimiento profesional, aunque fuera por parte de un puñado de niñatos jóvenes con ganas de currar.
Muchas veces he pensado en aquel tiempo, con 20 años: “De mayor quiero trabajar como ella”, “nunca se equivoca”, “entiende de todo”, “trabaja con una seguridad pasmosa”. Y sobre todo, veía que la tal compañera o compañero, siempre sonreía. Yo sabía que llevaba todo el peso de la planta, y asumía todo tipo de responsabilidad, y, sin embargo, sonreía.
Aprendí a sonreír yo también, y con el paso de los años, casi nunca perdí la sonrisa.
Ahora soy yo la veterana. 23 años de experiencia me amparan. He pasado por veranos criminales, otros no tanto. He conocido a todo tipo de personas: los que se comían el mundo, los que lo querían hacer todo, con más buena voluntad que aptitud, y aprendieron pronto, los que escudados en su condición de novatos, se quitaban de en medio a las primeras de cambio, los peligrosos que se creen que lo saben todo y meten la pata.
Y en el centro de todo esto, como siempre, el paciente, el sufrido paciente crónico, que desde el mes de mayo nos empieza a preguntar: ¿sabéis ya quien viene este verano?, y cuando ven caras nuevas les hacen la ficha técnica en cinco minutos, los que huelen en miedo de los novatos y el hastío de los veteranos.
Este año ya he pasado la primera semana de Julio, trabajando, recibiendo a los de este año, sonriéndoles, ayudándoles y enseñándoles, y haciéndoles ver que cada uno tiene su parte de responsabilidad en el trabajo, que todos somos responsables de nuestra parcela. Somos un equipo formado por individuos que saben trabajar en equipo. Está saliendo bien. Son gente responsable y trabajadora, y asumen sus responsabilidades, y ponen todo su empeño en hacer las cosas bien. Eso se transmite al equipo, y se establece una especie de feed-back que da resultados positivos. Los pacientes lo recogen y lo agradecen. Yo aprendo también de ellos, acaban de finalizar sus estudios, y conocen las nuevas tendencias teóricas, un soporte que si se sabe llevar a la práctica de manera adecuada, mejora la calidad de la asistencia prestada. Aprendo de su juventud, de su limpieza, algunos no están todavía viciados ni contaminados por el sistema, se aprende mucho intercalando distintas generaciones en el lugar de trabajo. Me considero afortunada por aprender de todos ellos.
Este año creo que hemos tenido suerte. Esos novatos puede que piensen de mí algo parecido a los que pensé yo de mis veteranos de hace dos décadas, y cuando pase el tiempo utilizarán lo positivo de mí para enseñar a los novatos que se encuentren en su camino.

jueves, 3 de julio de 2008

El cadáver exquisito

El cadáver exquisito es un experimento al que he sido invitada a participar. Se trata de una historia encadenada escrita por varios bloggers.

LAS REGLAS.

* Continuar con un capítulo en tu blog, haciendo un enlace al capítulo desde el que has partido (en este caso, este), añadiendo al final del mismo una lista que enlace con aquellos que escribirán los siguientes capítulos. Una vez esté escrito el capítulo hay que actualizar el enlace a ese capítulo.
* Para participar, se puede hacer desde cualquier blog. Simplemente hay que escribir un comentario diciendo que deseas participar y ya está. Las peticiones para participar es recomendable se hagan en el último capítulo editado, para que no haya trastornos y poder participar todos.
* Desde El cadáver exquisito se actualizará la lista de participantes así como la guía de capítulos.


El orden actual es el siguiente:
· Capitulo 1: 2532. Todo final tiene un comienzo (Masakoy)
· Capítulo 2: La era tecnológica (Romudea)





Capitulo 2: LA ERA TECNOLÓGICA

Magnolia. Era la señal. Había llegado el momento de completar la serie…
Hacía años, no recordaba con nitidez cuantos, que no diseñaba ningún algoritmo. Pertenecía a la etnia llamada de los numéricos, y más concretamente, a los que sufrían una malformación conocida como macrodactilar, dedos enormes acompañado por un desmesurado desarrollo del neocórtex cerebral, el encargado del registro de lo simbólico; los individuos de este grupo estaban destinados, desde su infancia, al cálculo numérico. En la era tecnológica, individuos de este tipo resultaban casi imprescindibles.
La habían arrancado de sus progenitores, sí. Pero, ¿acaso no había que realizar algún sacrificio por el sistema? De todos modos, cada ser vivo estaba predestinado, según sus características.
Los numéricos a la ciencia, los artísticos a las emociones.
Cierto era que carecía de capacidad emotiva, o al menos en un principio, pero su mente era una de las más lúcidas que se conocían. Había colaborado en investigaciones diversas desde que acabó su formación. Sus recuerdos estaban ordenados de tal manera que lo lógico primaba sobre lo emocional. Nunca hasta ahora había sentido ningún tipo de emoción.
Recordaba las paredes del internado:
· “El pensamiento es lógico, el sentimiento, contradictorio”

Debía ser resolutiva, actuar con procedimientos exactos y acordes a un protocolo establecido claramente. En ello había estado trabajando la mayor parte de su vida, adecuar todas las acciones del ser humano a protocolo. Si todos actuaban según los cánones, se suprimían los conflictos. Así transcurría la vida de los numéricos.
Últimamente, desde que dejó de trabajar para el gobierno, frecuentaba la zona de los artísticos. Su puesto como vigilante de seguridad se lo permitía. Contaba con la suficiente experiencia para no involucrarse emocionalmente; pero los escasos sentimientos que no les habían sido arrebatados en su adolescencia le jugaban malas pasadas, con consecuencias como aquella.
Eso no estaba previsto, no se ajustaba a protocolo. Sintió la calidez de una lágrima atravesando su rostro. Prohibida lágrima.
“Dedos como pollas”, hacía varios años que consideraba enterrado ese recuerdo y ahora salía al exterior sin previo aviso. Hubiese querido reprimir sus impulsos por encima de todo, pero deseaba ver a aquel individuo sangrando, implorando su clemencia...
Era la contrapartida. Los artísticos podían emocionarse con un poema, veían la belleza en un lienzo donde ella sólo estudiaba el paralelismo de unas líneas. Podían amar, deleitarse con la observación de un paisaje. Cuidaban sus cuerpos como no nadie lo hacía desde la era de los griegos, aderezaban sus alimentos para sentir el placer de degustarlos. Disfrutaban de todos y cada uno de sus sentidos. También odiaban, odiaban visceralmente, y se sentían seres superiores por hacerlo. El poder, el yo poderoso.
Así había comenzado el declive de la humanidad. El poder, la envidia, la guerra…
Ahora no ocurriría. Sólo unos pocos pertenecían a la élite, el resto se dedicaba a descifrar series numéricas sin cuestionarse nada más. Serie infinita numerable. Siempre había algo que enumerar 1, 2, 4, 8, 16…
En contar radicaba su concepto de placer. Cuando encontraban la pieza que enlazaba dos términos de la serie, experimentaban una sensación mental parecida al orgasmo y esto les animaba a descifrar más, y más, y más…
Comenzaban a discurrir con pensamiento numérico incluso antes de comenzar a hablar. Algunos utilizaban el cálculo como única manera de comunicarse. Contaban en sistema binario, en cuadragesimal, en base 32.
Magnolia. Debía ponerse al día y, sobre todo, desechar las emociones que estaban empezando a invadir su lucidez hacía varios meses.
Anduvo unos pasos más y llegó. Abrió la puerta y se sentó en la mesa, en aquel cuarto que le había proporcionado tantas satisfacciones, cuando descubría el término general de la serie y podía realizar su suma. Convertir lo infinito en finito. Los teoremas del límite llevados a la práctica.


Llegaba su momento. Era la elegida. Descolgó el auricular y pronunció la palabra: “Carla”. Nadie hasta ahora había sido capaz.
2532, 1216, 108, 94, 132, 61…
No era creciente ni decreciente, parecía en sistema decimal, pero debía asegurarse, no era geométrica, ni exponencial, ¿qué era?
Aquella inscripción encontrada hacía décadas suponía un reto. Ahora, el equilibrio del planeta dependía de su capacidad de descifrar aquella serie.


Continuará…. Capítulo 3: Proyecto Asperger numérico (Jeanne)

Capítulo 4: Final Conde de Lautreamont